sábado, 23 de noviembre de 2013

Aby, Juvy, Ashok:El tren a Kerala

Ya habían pasado dos horas desde mi salida oficial de Palolem. Estaba sentada en una de las plataformas esperando el tren a Kochi, abrazada a mi mochila, vigilando cada pequeño movimiento. Éste era mi primer viaje completamente sola en tren en India. Yishan se quedó en Goa. Despedirme me dio tristeza, últimamente me encariño muy rápido y muy rápido tengo que dejar esos cariños.

Los trenes iban y venían, y con ellos las masas de gente. La única señora con la que había hablado se tuvo que ir, así que ahí estaba sola, bueno no, atrás de mí, tirado en el suelo un señor borracho dormitaba, a veces hacía ruidos extraños. Yo vigilaba porque pensaba que se podía ahogar. Mientras tanto, me imaginaba cómo iba a ayudar al señor si se ahogaba, 'dejo mi mochila o no, grito y pido auxilio, pero es que todo el mundo le pasa al lado y lo ignora, yo soy una exagerada, no se va a ahogar...' En eso siento que me jalan el pelo, vuelvo a ver y descubro una sonrisa diminuta, unos dientes blanquísimos y dos hoyuelos, uno en cada mejilla: Aby.

La mamá de Aby, Juvy, le ordena que no me moleste. Yo le explico que no me molesta. Aby y yo nos enamoramos de inmediato y reímos juntas. Tiene un año y medio y es de lo más simpática. Su mamá es Juvy y está en la estación esperando el mismo tren que yo. El papá es Ashok y todo el resto del algarabío a mi alrededor son parejas de amigos de los padres de Aby que estuvieron juntos de vacaciones en Goa y deben regresar a un pueblo cerca de Kochi.

A partir de ese momento me sentí acompañada. Para mi buena suerte no sólo iban en mi mismo tren sino en mi mismo coche. Las casualidades que me sigue regalando India. Así que ellos me informaron que el tren se retrasó pues yo no entendía nada proveniente de los altavoces. Las siguientes horas me las pasé conversando con Juvy y Ashok, jugando con Aby, comiendo de las bolitas dulces de garbanzos que tanto me gustan y naturalmente pasé a formar parte de ese grupo de parejas jóvenes de vacaciones por India.

Juvy y Ashok trabajan en informática y vivieron por trabajo y estudios en Alemania. Ahora viven en un pueblo muy cerca de Kochi hacia donde me dirijo. Ashok además hace yoga desde hace muchos años y por lo menos una hora de espera conversamos de eso que tanto me ha ocupado mis horas en India.

Aby, Juvy y Ashok me adoptaron. Pasar la noche sola en el tren dejó de ser una preocupación, ellos estuvieron pendientes hasta el último momento de mí. Y a la mañana siguiente vinieron a buscarme a mi camarote para despedirse. Me invitaron a su casa y espero algún día poder visitarlos. Son una familia encantadora y Aby me robó el corazón.

A la llegada a Kochi de nuevo me encontré en aquella locura que son las estaciones de trenes de India. Me armé de valor, la crucé y salí. Ahora debía llegar al muelle para tomar el Ferry hacia Fort Kochin. Caminé 10 minutos y nadie sabía darme indicaciones. Respiré hondo y me fui a un café. Allí casi todos los presentes eran hombres, cuando entré todos voltearon, creo que la mochila y la cara de perdida eran demasiado llamativas. Pero de nuevo la amabilidad de los indios salió a flote, entre el mesero y un señor que apareció de la nada enfrente de mi mesa me dieron instrucciones para encontrar el bote.

Un tuc tuc después estaba en el Ferry. Llovía 'como si no hubiera mañana', no tenía la menor idea de lo que iba a hacer en Fort Kochin ni cómo encontrar un hotel debajo de aquel diluvio. Estaba con la vista perdida en la ventana, viendo el mar y la lluvia, resignada a lo que fuera cuando de pronto escucho a mi lado unas palabras mágicas, eran en español. A mi lado estaba Adriana, una mujer Argentina y más a la derecha Patricia de España y Alberto de Argentina también.


Un intercambio breve de palabras y sensaciones nos hizo terminar juntos en el hotel que ellos ya tenían visto pues hacía unos días habían pasado por ahí. Así que de Juvy, Aby y Ashok pasé a formar parte de otra familia, en este caso de una 'familia' de viajeros, de esas que se forman en el camino: Patricia, Alberto y Adriana. En menos de media hora todo estaba resuelto, compartiría habitación con Adriana y estábamos listos para buscar qué almorzar. Este viaje fue como de relevos, cada vez que necesité ayuda había alguien ahí para sostenerme y llevarme de la mano al siguiente paso. Gracias India.

Juvy y Aby.

Juvy, Ashok, Aby y yo.

Adriana, Natasha, Oscar y Patricia.  Alberto tomó la foto.

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