jueves, 31 de octubre de 2013

Beluru: templo de Chennakesava (Vishnú aquí es mujer)

El domingo pasado nos fuimos de excursión. Teníamos como meta visitar tres templos en Karnataka, el estado en donde se encuentra Mysore. Empezamos el día a las 530 a.m., y así no perder la costumbre de nuestras madrugadas para practicar yoga. Este fue nuestro último viaje juntos, pues al día siguiente finalizamos el entrenamiento de profesores de yoga.

La primera parada fue en búsqueda de un té chai y algunos pancitos y dulces para engañar el estómago mientras desayunábamos formalmente. Luego de unas tres horas de viaje llegamos. Esta vez alquilamos dos coches con chofer, lo cual nos ahorró el terrible sufrimiento del último viaje en grupo, en donde sólo teníamos 20 minutos para entrar a cada sitio. Esta vez podíamos disfrutar más de cada templo.

El primer templo que visitamos fue el Chennakesava. Está dedicado al dios Vishnú. Este templo fue construido alrededor del año 1117 y se tardaron 100 años en tenerlo listo. Decidimos pagarle a un guía que nos diera información del templo, lo cual estuvo bien porque nos reveló algunos detalles curiosos. Sólo nos cobró 250 rupees, que son como 4 dólares.

Por lo general, las entradas de los templos hindúes tienen una pirámide que marca la entrada al templo. Esto se llama gopuram, se colocaban en los templos para que los feligreses cuando hacían sus peregrinaciones pudieran ver a lo lejos el templo y así calcular la dirección y más o menos la distancia a la que estaban. Están decorados con estatuas alusivas a deidades y si se fijan en el de este templo, tiene unos cuernos a cada lado de la cúspide. Estos cuernos remiten a la figura de la vaca, animal sagrado. La idea es que cuando los peregrinos atraviesan el gopuram sean purificados antes de entrar al templo.

Cada pedacito de este templo tiene una figura que cuenta una historia. Hay 645 figuras de elefantes y se supone que cada una es distinta. Además, constantemente se ven imágenes de garudas, águilas en sánscrito. El águila es el vehículo del dios Vishnú. Los dioses hindués suelen tener distintos avatares para su representación, pero siempre tienen el mismo vehículo. Este detalle facilita reconocer a los dioses, porque por lo general la representación física de los dioses cambia de templo en templo, pero su vehículo no. Por ejemplo así como para Vishnú en vehículo es el águila, para Ganesh el vehículo es una rata.

En el fondo del templo está la figura de Vishnú vestido de mujer, este es su avatar en este templo. Resulta que este dios tiene la facultad de transformarse en mujer e incluso algunas historias lo ligan al dios Shiva, de cuyo enlace hasta se supone hubo descendientes. Este pequeño gran detalle me llamó mucho la atención, en un país tan conservador le rinden culto a un dios transgénero, aunque hay miles de justificaciones para decir que no es así. Cuando uno aplica para la visa a India y preguntan el sexo la opción transgénero existe, lo cual dice mucho de este país, lleno de contradicciones, pues la siguiente pregunta es sobre cuál religión practica el turista que viaja.

Además, las figuras de las mujeres son muy sensuales, generalmente se destacan sus curvas y muestran sus pechos. No podía dejar de pensar en la siguiente gran contradicción de estar en un lugar sagrado, con un calor impresionante, cubierta totalmente, porque incluso que una mujer muestre los hombros en este país puede ser irrespetuoso, no solo en el templo en cualquier parte. Pero en el lugar sagrado, las estatuas están descubiertas, mostrando abierta y sensualmente sus cuerpos.



Luego de que finalizara el relato del guía nos dimos un tiempo para pasear por el templo. Aprovechamos para tomarnos fotos y los visitantes locales aprovecharon para tomarse fotos con nosotros. Ser turista aquí es como ser una celebridad muchas veces. Finalmente nos tomamos un agua de coco y proseguimos al siguiente templo: Hoysaleswara temple, dedicado a Shiva.
 

Típica tienda de dulces en donde paramos a pre- desayunar.

El gopuram.


Una de las figuras femeninas


En la entrada del Templo.

Unas chicas que querían fotografiarse conmigo, yo feliz!

En las afueras del templo.  Los detalles son millones y las historias infinitas.

Retrato del hombre adolescente que hasta en los burros ve a una mujer.

La mujer bailarina, una de mis favoritas.

Dejándole ofrenda a Ganesh (cabeza de elefante), pero sin soltar teléfono.

Hay 645 elefantes y todos son distintos.


Arjuna del Mahabarata.

Los pies de Vishnú, mis pies.

Los elefantes y yo.

Besándole los pies a Vishnú.

Atrás el gopuram, si se fijan con atención están los cuernos.  Mi amigo Carsten de Alemania.

Saliendo del templo.































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