Cuando la gente de aquí habla de Gràcia, siempre se
refieren a ese barrio como un lugar particular, como si no calzara dentro de la
vida de ciudad que se tiene en Barcelona.Lo normal es referirse a Gràcia como un ‘barrio muy barrio’, en donde la
gente que vive ahí tiene sus particularidades y sobretodo mantienen vivas
muchas de sus tradiciones, lo cual es una hazaña de lograr en un lugar que está
dentro de la ciudad.
Iglesia de Sant Joan
Ya había caminado alguna vez por ahí y de verdad tiene un
encanto especial, se siente una protección distinta y entran unas ganas
impresionantes de conocer cada rincón con la final ansia de soñar con alguna
vez alquilar un piso ahí. Sin
embargo, aun no había tenido contacto con la gente de ese barrio, así que hace
un par de semanas me fui a una fiesta de foguerones en la Plaza de la Virreina en
Gràcia.
Esta fiesta se realiza desde hace más de veinte años. Estas son una emulación de las fiestas
de Sant Antoni de Sa Pobla, patrón los animales cuyo origen reside en Mallorca. Las primeras fiestas fueron realizadas
por familias de mallorquines en
Gràcia, por lo que se incluyen tradiciones de las islas baleares, la actividad
fue creciendo con el tiempo y ahora son numerosos los participantes, tanto
mallorquines como catalanes; y costarricenses!.
Algunos aprovecharon para su propaganda.
Pero así no fue como descubrí esta fiesta. Conforme avanzan mis días en Barcelona
voy conociendo más gente de aquí, lo cual es maravilloso porque me van dando
pistas de lugares o festividades para ver, es como tener ‘gargantas profundas’
con información de lo ‘verdadero’ que pasa aquí. A esta fiesta de foguerones llegué porque un amigo me comentó
que era un casteller, dícese de la persona que hace castells, y me comentó que el sábado siguiente harían castells en Gràcia, que habrían foguerones,
una especie de fogatas, venta de comidas tradicionales, etc.
Me llamó mucho la atención, nunca había visto los castells
en vivo y esta
era mi oportunidad. Los castells
son torres
humanas de decenas de personas, se van colocando en pisos y van elevando las torres.
Aunque no me prometía que habrían castells muy altos, pues esos se reservan para el verano,
vería en vivo esta tradición catalana. Yo por supuesto, sin que me tuviera que
convencer al respecto, ya estaba
lista para la actividad
El sábado siguiente por la noche, conecté mi GPS del móvil
y me fui en búsqueda de la Plaza
de la Virreina, en donde se concentrarían las actividades. Caminando por las calles de este barrio
quedé más convencida de que este barrio es de los más bonitos de Barcelona,
allí se concentra el ambiente bohemio de la ciudad, las calles son estrechas,
hay bares y restaurantes por todas partes, además cada tanto hay una placita
con mesas para tomarse las cañas al aire libre (me imagino que en verano yo
aprovecharé esto, ahora no se me antoja ni un poquito, hace mucho frío).
Mientras recorría el barrio, me encontré con otras plazas llenas de gente y con foguerones
encendidos. Todo indicaba que habría más que castells
esa noche. Y así fue, me instalé en la Plaza de la
Virreina. La iglesia de Sant
Joan estaba al
fondo, a un costado unas mesitas llenas de gente tomándose unas copitas, más y
más personas iban llenando la Plaza, todos con actitud expectante, esperando
encender el foguerón que estaba justo al frente de la iglesia.
La Plaza de la Virreina
Ya casi a las 9 p.m. la Plaza estaba llena, ya no cabíamos
más, yo estaba a un costado con visión al fondo de la calle, por donde vendría
el grupo de castellers, según yo. Pero para mi
sorpresa lo primero que se asomó fue una agrupación de música y un par de muñecos
gigantes: un señor gigante y una señora giganta. Los niños gritaban y lloraban, pensaban que ya venían los diablos, pero esos vinieron un rato
después. Una vez que este grupo
llegó se encendió el enorme foguerón.
Se encendió el foguerón
Y así arrancó una fiesta que se alargó hasta la
madrugada. La dinámica de la
actividad era que cada cierto tiempo entraba un grupo artístico distinto a
hacer una presentación. Los
primeros fueron los músicos acompañados por los muñecos gigantes. Luego entró un grupo de bailarines de una
danza tradicional catalana.
Utilizaban unos tronquitos que en una coreografía muy detallada iban
golpeando.
El castell
En medio de esto entraron los castellers. Yo creo que podían ser doscientos castellers, no estoy exagerando. La base de la torre humana debe ser muy fuerte y es donde más se concentran las personas participantes. Poco a poco van subiendo y subiendo, hasta que la cúspide la domina algún niño o niña casteller. Esto hay que verlo en cuerpo presente, las fotos no explican nada al respecto.
Los diablos
Finalmente el tercer tipo de
grupo era el de los diablos, dragones y fuego. Estos
venían disfrazados con máscaras de diablos y llevaban mucha pirotecnia, el
fuego del foguerón
era nada en comparación a lo que hacían esos diablos. Losdiablos llegaban, se ponían en el centro de la Plaza, eran por lo menos 30 o 50 por agrupación, tenían unas antorchas que encendían en grupo y empezaban a salir millones de chispas, la gente en la Plaza corría hacia afuera huyendo dejando el centro libre. Los niños gritaban, bueno los adultos también gritábamos la verdad, en algunos casos entraba un dragón que también tiraba chispas. Era impresionante el fuego que se alzaba en medio de la Plaza.
Durante la fiesta fui descubriendo la diversidad de personas que
conformaban los grupos artísticos, parecían miembros de familias enteras porque
habían de todas las edades.
Además, los espectadores también proveníamos de una amplia gama de
edades y geografías. Esto de las
tradiciones en Gràcia las viven todos, desde los niños, los jóvenes los adultos
y los muy adultos.
La gente bailando sardanyas en la plaza
Al final de la noche hubo baile de sardanyas, otro baile tradicional. Yo estaba sentada en un poyo de la
Plaza con señoras como de setenta años y bueno, yo no puedo explicar la
reacción de estas señoras cuando empezó la música y la gente empezó a bailar en
la Plaza, se lanzaron cual quinceañeras a la pista de baile. Pero detrás de ellas iba un grupo de
jóvenes que podían ser sus nietos a bailar también.
La pista al centro de la Plaza era una mezcla de gente de
todas las edades, improvisando con la sardanya. Quizás no había perfección en los
movimientos de todos los que estaban ahí bailando, pero pasión sí que
había. Yo me fui a eso de la 1
a.m., ya tenía mucho frío, pero al partir, la Plaza seguía llena, la gente no
paraba de bailar al calor de los foguerones.
Foguerones en otra plaza
Plaza de la Virreina
Idem
El foguerón antes de que lo encendieran
Músico
La giganta
La cabeza del diablo
Baile tradicional
Empieza castell
Va el primer piso
Listos para recibir el segundo piso
Listo el segundo y el tercero
Más pisos
Va una niña hacia la cúspide
idem
idem
Final. Ahora empezarán a bajar.
La luna en la Plaza.
Los diablos se reúnen en el centro.
Encienden sus antorchas
A correr!
Los diablos venían acompañados por sus bandas
idem
Un dragón.
Saliendo de Gràcia. Hubo una movilización ese mismo día porque les quitaron un Casal, que será como una Casa de la Cultura.
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